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25/1/08

La adicción al trabajo y la tecnología hace difícil relajarse en vacaciones


Un caso testigo. Una médica cirujana, profesional independiente capaz de hacer y deshacer montañas, sufre de un enganche "loco" con su trabajo. No puede "desenchufarse" ni un minuto. Difícil que se olvide el celular, o que pase de largo los correos electrónicos. O que logre sustituir los informes científicos más recientes por un paseo bajo el sol. No obstante, y pese a ella, un buen día la vida le cierra la puerta de un golpe. De vacaciones, en plena ilusión de descanso, sufre una crisis de ansiedad. Al quinto día de estar en la playa, tiene un ataque de pánico. Y su crisis no es una situación aislada. Como ella, son muchos quienes en tiempos de receso laboral no aflojan ni un poquito y pueden concluir en una crisis de ansiedad veraniega, fatal.

La ansiedad y sus trastornos son tan viejos como las civilizaciones. Sin embargo, en los últimos años se agravaron por el ritmo que el uso de las nuevas tecnologías sumó al aceleramiento propio de la modernidad, la presión de la competencia laboral y la exigencia de la industria del consumo. Según estimaciones del Centro de Estudios Especialista en Trastornos de Ansiedad sede Pilar cotejados con datos de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad, en los últimos 15 años el número de argentinos que sufre algún tipo de trastorno de ansiedad saltó del 3% al 5%.

La noticia la podés seguir leyendo en Clarín

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